Pasaje clave:
Entonces ella oró y lloró al Señor con mucha amargura, y le hizo un voto. Le dijo: Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me das un hijo varón, yo te lo dedicaré, Señor, para toda su vida. Yo te prometo que jamás la navaja rozará su cabeza (1 Samuel 1:10, 11).
Resumen:
Un efrateo llamado Elcana tiene dos esposas, y una de ellas, llamada Ana, sufre profundamente porque el Señor no le da hijos como a la otra esposa de él, que se burla mucho de ella, y estando ella un día en el templo del Señor le habla a Él desde lo más profundo de su corazón, pero no dice nada con su voz, sino que solo mueve sus labios, y lo hace pidiéndole un hijo para dedicárselo al Señor, y el sacerdote Elí la confronta creyendo que está ebria, pero ella le aclara el motivo de su comportamiento, y él le profetiza la concesión de su anhelo, de parte del Señor, y al volver a casa, ella queda embarazada de Elcana, y muy gozosamente da a luz, retiene el niño hasta el final de su destete, y cumplidamente lo lleva a Elí el sacerdote, para dedicarlo al Señor, y después prorrumpe en cántico de victoria, en el que de forma poética engrandece al Señor como un ser soberano, en cuya presencia todo ser humano debería humillarse, que es lo contrario de lo que hacen los hijos de Elí, que no muestran ningún respeto por las ofrendas del Señor y se portan perversamente, siendo incapaz Elí, el padre de ellos, de imponer el orden y la disciplina, y el joven Samuel en cambio sirve con fidelidad, y un hombre de Dios que visita a Elí, le anuncia la pronta muerte de sus dos hijos en un solo día, y más adelante, el Señor llama a Samuel, y este cree que es Elí quien lo llama, pero como el llamado se repite, Elí le explica a Samuel que es el Señor quien le está hablando, y después Samuel oye el mensaje divino, y este es que hará realidad en Elí todo lo que el hombre de Dios le había anunciado, y luego, cuando Elí le pregunta a Samuel qué fue lo que le dijo el Señor, Samuel no le oculta nada, aceptando Elí con resignación lo que el Señor disponga.
Lección:
Hablándole desde lo más profundo de su ser, Ana le pidió al Señor un hijo para dedicárselo al Señor, en otras palabras, no pidió para sí misma, pidió al Señor para dedicarle al Señor. ¿Para qué pides tú?