Pasaje clave:
El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce? «Lo conozco yo, el Señor, que escudriño la mente y pongo a prueba el corazón; que pago a cada uno según su conducta y según el resultado de sus obras» (Jeremías 17:9, 10).
Resumen:
Jeremías pide al Señor librarlo del maltrato que recibe de sus enemigos, y la respuesta es que se vuelva al Señor para ser restaurado, y así sea como la boca del Señor, para que ellos se conviertan a él, y no él a ellos, y le manda no tener mujer ni hijos en ese lugar, pues todos morirán de dolorosas enfermedades, y sus cadáveres serán comidos por animales carnívoros, y también, que no vaya a casa de fiesta porque toda voz de alegría será acallada, y cuando ellos le pregunten por qué tan grande mal, responderá porque hicieron peor que sus padres, siguiendo los dictados de su malvado corazón, y que serán lanzados a un país desconocido, de donde los sacará más adelante, y lo glorificarán, ya no por sacarlos de Egipto, sino por sacarlos del país del norte, y mientras tanto les dará doble castigo para que sepan que Él es el Señor, pues el pecado de ellos está grabado con cincel de hierro en su corazón, que es engañoso y perverso, en el cual es maldición confiar, y el Señor es el único en quien se puede confiar, pues Él es quien pone a prueba el corazón humano, y luego Jeremías hace ver la vergüenza que pasan todos los que abandonan al Señor, y ruega al Señor que lo salve y que no lo haga pasar vergüenza delante de ellos, y el Señor encarga a Jeremías reprenderlos por irrespetar el día de reposo.
Lección:
Contrario al pensamiento de los creen que es bueno seguir los dictados de su corazón, al Espíritu le parece muy mala idea, porque denuncia a este como engañoso y perverso.